viernes, 9 de marzo de 2012

Sonríe.

No nos damos cuenta, no miramos bien a nuestro alrededor. Y es que en ocasiones puedes sentirte sola pero estarás entre miles de personas, puedes incluso gritar pero que nadie sea capaz de escucharte, preguntar y que nadie responda, querer y no ser correspondido, luchar y no conseguir, desear y no tener... 
Pero, tenlo en cuenta, habrá otros momentos en los que estarás físicamente sola y te sientas rodeada de millones de personas que de veras te quieren. Sin decir ni una palabra, siempre habrá alguien que sepa cuando las cosas no van del todo bien. Sin ni siquiera preguntar, te dirán lo que necesites oir, conseguirás cosas sin luchar, sobre todo aquellas que no quieras pero ganarás batallas sin dejarte la piel en el camino. Después de todo, te darás cuenta de que las cosas no son lo que parecen, y que no siempre saldrán como quieres. El truco está en mantenerte firme y con esa sonrisa que hace que el mundo se sienta mejor a tu lado. 

Haz lo que el corazón te diga.

Dos voces hablándote, ¿a cual echarle cuenta? Quieres ser feliz pero algo te lo impide. Tu cabeza te habla y lo único que hace es complicar las cosas, te confunde, te hace dudar, pero tu corazón tampoco está por la labor de ser feliz, no se quiere sincerar, no quiere decir la verdad. Decisiones difíciles te tomar, cuando la elección está entre lo que quieres y lo que es mejor o debes. Te preguntas que elegir, que decisión tomar y que será mejor, pero en este caso ninguna respuesta, solo silencio es lo que hay y las dudas de que opción coger, pero nada más ocupa tu cabeza. Harta de todo, decides hacer lo que por parte quieres aunque no del todo, pero al fin y al cabo es lo mejor. Seguir adelante sin mirar atrás pues el pasado pasado está y es mejor no revivirlo junto con malos recuerdos. En el fondo sabes que si te lo propones lo conseguirás, que solo son paranoyas que mañana ya no estarán o, tal vez, se escondan, pero aun así se irán. Por que a veces lo mejor no es que decida el corazón, en ocasiones hay que dejar a un lado los sentimientos para echarle cuenta a la razón aunque hay veces que ni te imaginas el camino por el cual debes seguir.

Todo puede cambiar.

Te levantas con la estridente música de tu móvil que tanto te gustaba y que tanto odias ahora , te vistes, te peinas sin ganas, maquillas una cara que no quiere decir buenos días e intentas disfrazarla lo mejor que puedes en una sonrisa fingida. Andas despacio como si te pesara demasiado el cuerpo, recorres un corredor lleno de fotos de una infancia que nunca volverá, fotos vacías, que te han robado todo lo que ya no tienes. Te encuentras con varias personas que no notan nada en tu saludo y que te hablan de cualquier tema, que ,reconócelo, te da absolutamente igual. Intentas responderles, hasta que se callen para seguir dialogando con tu estúpido interior que no para de repetirte lo penoso que está siendo el día. Solo quieres volver a meterte en la cama, esconderte debajo de unas sábanas que se convierten en tu mejor refugio pero también en tu peor escondite, te alejan del mundo, aunque tu ya no formas parte de él. Y te gustaría ser una persona distinta, feliz, que sonríe por ver como sale el sol cada día, más alta, más lista, mejor... en todos los sentidos. Y cuando estás en el momento de cumbre de dejarlo todo atrás, porque ya no merece la pena, aparece esa persona que te demuestra un poco más de lo que tú ya has olvidado. Te recuerda lo especial que eres cuando no paras de mirarte en el espejo para colocarte el pelo que siempre se descoloca segundos después, para cogerte la mano cuando te pones nerviosa, para salir en tu ayuda cuando ni tu misma sabes que has caído. Aparece sin pedirte nada, sin decirte nada, sin tocarte, ni rozarte, está ahí. Te dice que quiere cada rasgo de tí, cuando cantas sin saberte la canción, cuando te pintas mal las uñas, cuando no sabes que decir, cuando no sabes susurrar... Te dice que eres lo más importante de su vida sin darse cuenta de que él lo es todo en la tuya.

Creía ; Creía...

Creía que ya te había olvidado, que no te necesitaba, que podría seguir siendo feliz sin tenerte a mi lado... Creía que ya lo había superado, que ya me eras indiferente y que por mucho que hablasemos, ahora te iba a ver como a uno más... Y cuando pensaba que había conseguido todo eso, ahí apareces tú, con las mismas "tonterías" de siempre, esas con las que sólo tú sabes como hacerme sonreir, esas palabras con las que sólo tú sabes como dejarme con las ganas de seguir hablando, una y otra vez, sin cansarme en cada conversación, porque aunque no tuviesemos cosas que contarnos, sé que siempre habría algún tema con el que entretenernos sin aburrirnos un solo segundo... Reconozco que por muy dura que me quiera hacer, tú consigues ablandarme, haces que me entren ganas de verte, de besarte y abrazarte a todas horas, aprovechar cada segundo de ese momento para poder recordarlo por siempre... Y después de eso, sin saber por qué, vuelves a desaparecer una vez más...

Todo se queda en ese recuerdo.

Una y otra vez.. Hay cosas que son imposibles. Todo va a contra corriente y cuando crees que tienes una de tu parte, te da la patada. No puedes evitar que la impotencia te coma, pierdes la pequeña oportunidad de conseguir lo que querías. De verlo, de tocarlo, de abrazarlo. Todo se queda en ese recuerdo, se podría decir en aquella casualidad, en aquel golpe de suerte, aquel momento que repercutió en mi hasta ahora. No puedo evitar recordarlo cada vez que nos vamos a ver y se queda en nada, en una suposición, en un quizás. Todo queda en ilusiones que hacen que pierda el optimismo. Todo es volver a caer en la misma historia, es volver a caer en un ''no'', en un ''imposible'', en un ''nunca'' .